Estar en un partido de balonmano en España es un espectáculo asegurado, independiente de la categoría. Y es que cada una de ellas tiene algo que impresiona, algo que emociona, y algo que atrae. Este sábado presencié el partido entre el Almoradi y el Pozoblanco de la División de Plata. En la pista dos equipos que serían el David y Goliat de la Biblia. Y es que en el papel se enfrentaban el primer clasificado contra uno de los que está luchando por mantener la categoría. Se enfrentaban uno de los presupuestos más altos de la liga, contra el más bajo. Se enfrentaba un equipo lleno de míticos jugadores de ASOBAL, contra uno en el que se respira juventud.
La balanza decanta de manera expresiva para el Pozoblanco, pero claro, por estas ligas hay que contar con el factor "dueño de casa", que en este día lo ostentaba el Almoradí de Emil Feuchtmann. Jugar de local equivale a conocer la pista, y a tener al octavo jugador, que es la afición. Ellos se toman muy en serio su rol, llegan con pancartas, tambores, megáfonos, y gritos dedicados especialmente a los árbitros, en quienes ejercen una presión impresionante. Es así como se va armando un clima que hizo que los visitantes hasta dudaran de su condición de líderes, lo cual al final les hizo perder el partido (28-25).
Almoradí logró desarrollar un buen juego a base de la paciencia en ataque, y una aplicada defensa. Emil desde su posición de central llevó en los primeros minutos a explotar bastante el juego de sus laterales, quienes mantuvieron el equilibrio del marcador. Ya desde el minuto 10 de la primera parte Emil se soltó por completo, y a pesar de su lesión en el hombro derecho realizó impecables y determinantes tiros que hicieron que su equipo se fuera por la mínima al descanso (14-13).
Ya en la segunda se notó la diferencia en la condición física ya que los míticos de Pozoblanco, comandados por el extremo derecho Nacho Vico (7 goles, 2 de penal), no pudieron con el ritmo impuesto por el Almoradí. La intensidad defensiva fue la clave que abrió el paso hacia la victoria final de los locales, quienes en su minuto de éxtasis fueron hasta de 6 goles arriba en el marcador.
Los más de 500 espectadores que asistieron al Nuevo Pabellón de Almoradí disfrutaron de un buen comienzo de liga, en donde Emil (7 goles, 1 de penal) gustó por la simpleza pero efectividad de su rutina. Los años en España están demostrando que su juego ha madurado, sabe la tarea que tiene que cumplir, y la desarrolla con nota sobresaliente. No por nada está los sesenta minutos en pista, adquiriendo un protagonismo que hace levantar a los espectadores, y que ánima a sus compañeros a seguir en la lucha.
Ojalá nuestra liga llegue a ser tan competitiva, que envidia!!!...pero con poco se puede hacer mucho, ojala haya mas organizacion en nuestro pais o me equivoco ?
ResponderEliminarSoy un gran aficionado de Almoradi y para mi es un placer ver jugar al "crack" chileno cada fin de semana. Emil se esta saliendo esta temporada. Enhorabuena por la pagina!
ResponderEliminarQue bien por Almoradí, el crack orgullo chileno está dando que hablar.
ResponderEliminarY es producto chileno!!
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