A pesar de la alegría que podría significar el 3er puesto, su buena actuación, además de la segunda clasificación consecutiva a un Mundial, los jugadores chilenos están molestos. Ganaron con su esfuerzo premios que no han llegado, y que les fueron prometidos por autoridades.
Aún así la selección consiguió realizar un torneo casi perfecto. Empató con Argentina, perdió de dos con Brasil. Marco Oneto fue escogido como el Mejor Jugador del Continente, además de Mejor Pivot. Rodrigo Salinas fue el Mejor Lateral Derecho, y además fueron en conjunto la revelación del torneo trasandino. Acá palabras de elogio de una página argentina de balonmano:
Chile fue claramente la revolución del torneo, con una generación histórica de jugadores comandados por el MVP de la competencia los trasandinos se robaron todas las miradas y se fueron muy aplaudidos, pese a que muchos nos quieran hacer creer que nos llevamos mal. El gran mérito de Chile fue tener un equipo completo, lejos de jugar sólo a pasarle al pivote el conjunto de Fernando Capurro, gran responsable de esta actualidad, fue inteligente y mostró muchas cosas interesantes. El liderazgo de Emil Feutchmann, dos laterales potentes y con lanzamiento como Salinas y Feutchmann, un arquero que nos sorprendió como Oliva y la madurez de Pato Martinez de siempre. Maurin, Harald Feutchmann y Barrientos completaron la armada que estuvo a instantes de la gloria, logrando un empate histórico ante Argentina y teniendo en jaque a Brasil hasta el final. Sin duda una grata sorpresa.
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