Fueron más de 1500 las personas que llenaron las tribunas del pabellón Príncipe de Asturias de Aranda de Duero. La ocasión lo ameritaba porque el Artepref necesitaba quedarse con los puntos de la tarde para no seguir contaminándose con la zona de descenso. Pero también había en juego otro duelo, uno más pasional que racional, el de los hermanos Feuchtmann. Ambos se llevaron gran parte de los flashes de la tarde. Ambos fueron la atracción de la pista, sobre todo cuando el partido se tornó monótono. Ambos fueron dos respetables caballeros que hicieron de la cancha su zona de lucha leal. Pero al final sólo uno obtuvo la victoria.
En la partida del encuentro Emil jugó sin su principal preocupación en frente, porque Erwin entró promediando los 10 minutos de partido. Cuando el pequeño de los Feuchtmann logró estar en la pista, no la dejó ni para echarse resina en las manos. Comenzó un poco tímido, entre las gradas un señor con el mítico acento español comentaba: "que se suelte el de la coleta, si sólo está su hermano al frente, no un monstruo". Poco a poco se fue soltando, entrando en el ritmo del partido. Emil le llevaba minutos en pista de ventaja, y también en goles de su registro personal. Marcó un ritmo de partido que hizo estar ansiosos a los de Aranda, debido a sus deseos de ganar y golear. Sólo se fueron al descanso por dos goles arriba (15-12), lo cual hacía presumir una segunda parte más atractiva.
El pabellón estaba inquieto, porque ya son muchos los partidos que llevan sufriendo por el variante juego que despliegan los jugadores. Sabían que con el juego espeso de la primera parte no sería fácil ganar al Almoradí. Pero Erwin secundó a los guerreros sedientos de gol, hacia el único camino permitido por su entrenador, y por la afición: La Victoria. Las lesiones, y la corta plantilla del Almoradí calaron profundo en la segunda parte. Emil (5 goles) con su lesión en el hombró lucho porque el barco no se hundiera del todo, pero fue una tarea titánica que no puedo contener. Erwin (8 goles) sacó a relucir su mejor material, y realizó un partido a la altura de la ocasión. Fue pieza importante de la maquinaría pesada del Artepref que terminó quedándose con los preciados puntos (34-27).
Cuando terminó el partido vinieron los aplausos y saludos correspondientes entre ambos banquillos. Ganó el equipo con mejor plantilla, con más dinero, y con más pretensiones ligueras. El abrazo entre los hermanos fue el epílogo que cerró la inquietante jornada. Pero rápidamente tuvieron que volver a la realidad, dejar su papel de entrañables hermanos y volver al rol de jugadores profesionales. La rueda de prensa los esperaba para conocer las impresiones de los actores principales del partido de la jornada.
En la partida del encuentro Emil jugó sin su principal preocupación en frente, porque Erwin entró promediando los 10 minutos de partido. Cuando el pequeño de los Feuchtmann logró estar en la pista, no la dejó ni para echarse resina en las manos. Comenzó un poco tímido, entre las gradas un señor con el mítico acento español comentaba: "que se suelte el de la coleta, si sólo está su hermano al frente, no un monstruo". Poco a poco se fue soltando, entrando en el ritmo del partido. Emil le llevaba minutos en pista de ventaja, y también en goles de su registro personal. Marcó un ritmo de partido que hizo estar ansiosos a los de Aranda, debido a sus deseos de ganar y golear. Sólo se fueron al descanso por dos goles arriba (15-12), lo cual hacía presumir una segunda parte más atractiva.
El pabellón estaba inquieto, porque ya son muchos los partidos que llevan sufriendo por el variante juego que despliegan los jugadores. Sabían que con el juego espeso de la primera parte no sería fácil ganar al Almoradí. Pero Erwin secundó a los guerreros sedientos de gol, hacia el único camino permitido por su entrenador, y por la afición: La Victoria. Las lesiones, y la corta plantilla del Almoradí calaron profundo en la segunda parte. Emil (5 goles) con su lesión en el hombró lucho porque el barco no se hundiera del todo, pero fue una tarea titánica que no puedo contener. Erwin (8 goles) sacó a relucir su mejor material, y realizó un partido a la altura de la ocasión. Fue pieza importante de la maquinaría pesada del Artepref que terminó quedándose con los preciados puntos (34-27).
Cuando terminó el partido vinieron los aplausos y saludos correspondientes entre ambos banquillos. Ganó el equipo con mejor plantilla, con más dinero, y con más pretensiones ligueras. El abrazo entre los hermanos fue el epílogo que cerró la inquietante jornada. Pero rápidamente tuvieron que volver a la realidad, dejar su papel de entrañables hermanos y volver al rol de jugadores profesionales. La rueda de prensa los esperaba para conocer las impresiones de los actores principales del partido de la jornada.
que importante es brindar un buen espectáculo, y mejor aún si son dos chilenos y además hermanos.
ResponderEliminarsaludos