Escribir de Suecia es escribir sobre la ascendencia del balonmano. Junto con los daneses formaron y fundaron en 1946 la actual International Handball Federation, entidad que comanda el balonmano Mundial. En 1991 Suecia, junto con ocho países más del continente fundaron la European Handball Federation (EHF).
La época de oro del equipo Nacional masculino fue entre la década del 90 hasta el 2002. Bajo el mando del excelentísimo Bengt Johansson lograron connotadas medallas, bajo la impronta de un equipo cargado de estrellas. La máxima expresión del balonmano sueco es sin equivocaciones, Magnus Wislander, el pivot nacido en Gotemburgo fue el Mejor de los Mejores.
Pero además de este genio de los seis metros, existieron piezas invaluables como Stefan Lövgren, el fantástico portero Tomas Svensson, Stefan Olsson, Ljubomir Vranjes, entre otros. La década dorada del handball sueco logró una envidiable suma de medallas que hicieron de Suecia una potencia Mundial. En sus estanterías tienen 4 medallas de oro, 3 de plata y 4 de bronce, entre Olimpíadas, Mundiales y Europeos.
En el último Campeonato de Europa realizado en enero de este año en Austria consiguieron el penúltimo lugar de la clasificación final. Con mirada crítica y ácida se podría decir que paupérrima actuación de un equipo sueco en los años de balonmano e historia que tienen los suecos. En el Mundial aspiran a lo máximo, jugar en casa será su máxima inspiración. Cuentan con jugadores en las mejores ligas del Mundo, como Alemania, España y Dinamarca. Algunos de los nombres a tener en cuenta son:
Dalibor Doder, el escurridizo central del ex-Ademar de León jugará en la temporada que viene en Alemania en el GWD Minden. Kim Andersson, lateral derecho del gigante THW Kiel alemán. Jonas Källman, extremo izquierdo asentadísimo en uno de los mejores equipos del Mundo, el Ciudad Real. Robert Arrhenius, pivote del CAI Aragón, que según informaron los medios hace un mes se perdería el Mundial por una lesión en el hombro.
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